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Dogmas políticos

Publicado: 2015-06-04

Aunque pocas veces se men­cione, una de las principales taras de nuestra vida políti­ca es que estamos llenos de líderes y opinantes de posturas dog­máticas. Y sucede en pleno siglo XXI, cuando todo cambia y se fusiona. 

Dogma es pretender que algunos valores políticos son definitivamente superiores a otros. Es cierto que hay algunos mínimos democráticos – siempre difusos en sus límites– que permiten la convivencia entre diferentes: libertades individuales, la posibilidad de exigir explicaciones al Estado y la rotación de autoridades. Sin embargo, es un error creer que en todos los casos la voluntad de bienestar colectivo es superior a la apetencia individual, o viceversa.

La evolución biológica nos muestra que en ciertos contextos conviene que haya competencia entre individuos, pero en otros resulta más eficiente la cooperación. Asimismo, nacemos y morimos solos, pero en el trayecto estamos acompañados de la fami­lia, en la mayoría de casos. Y luego resolvemos muchos de nuestros problemas de manera personal y vigilando celosamente el avance del otro, pero pronto buscamos sosiego en el grupo en el que confiamos.

Lo hace el común de la gente en su vida cotidiana: se va acomodando es­tratégicamente a las situaciones que le resultan más adecuadas para sus fines, asumiendo dinámicas que flu­yen entre lo cooperativo y lo egoísta. Y no se sienten pecaminosos ni se torturan por vivir en dicha incerti­dumbre moral: la dureza de la vida les ha enseñado que así son las cosas.

El asunto no es intelectual ni aca­démico, sino práctico. La única ma­nera de generar los consensos que tan urgentemente necesita el país es evitando descalificar al que piensa distinto, y eso se logra de­jando de pensar que derecha o iz­quierda son verdades finales por las que se debe optar de modo ex­cluyente. Sin este cambio racional y emocional, incluso los términos centro-izquierda y centro-derecha son eufemismos de dogma.

Los amores ideológicos febriles sue­len ser la voz de un ego con pendientes: es el ánimo de diferenciarse pública­mente del resto, para ser el promotor de una verdad salvadora que solo unas cuantas inteligencias perciben.


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Camino al andar

Reflexiones sobre gobierno y coyuntura política